Por Eduardo Corona
Un amigo africano me decía que la verdadera motivación de las ONGs (Organizaciones No Gubernamentales) en su país era hacerse ricas, con ese fin crean toda suerte de artimañas para embestir y penetrar a las dos entidades que más recursos aportan a la comunidad; el gobierno y los donadores particulares, nacionales e internacionales. Hasta el punto que las tres instituciones confunden sus límites y misión. Algunas veces parece que hasta intercambian posiciones y metas al punto de no distinguir claramente qué valores son los que nutren a unas y otras.
La verdadera función de las ONGs, organizaciones sin fines de lucro o asociaciones civiles es venira lubricar el reparto adecuado de recursos para beneficio de los menos afortunados y crear un torrente de productos y servicios. Pero con el oculto afán de venir a ser guardias de posiciones políticas de nuevo, ello entierra su función original de ser un distribuidor independiente de recursos entre la comunidad por su origen en las bases. De repente sus resultados son más orales que reales, y encubren las actividades con un halo blanco y con ello terminan por perjudicar más a la comunidad que predican servir; dejan de ser la organización amiga de la comunidad, y al final vienen a ser más de lo mismo en la boca de la gente. Este conflicto de personalidad es evitable siempre que la ONG cumpla con dos condiciones fundamentales: una fuerte mesa directiva y una firme política institucional, ambas condiciones juegan un papel dominante en el cimiento de la organización y fertiliza sus resultados, al ser guardianes de los intereses comunitarios por encima de los intereses individuales, grupales o económicos.
Es desalentador ver como buenos proyectos comunitarios abandonan sus buenas intenciones al tratar de proteger intereses ajenos a la comunidad que terminan por alejarlos de su orígenes primarios. Al final de cuentas, estas organizaciones no pagan impuestos porque no son propiedad de una persona o grupo, sino capital humano de la comunidad, aunque duela reconocerlo por algunos ¿En manos de quién está el capital humano de tu comunidad?