Por Eduardo Corona
El emprendedor se caracteriza por ser un buscador incansable de la innovación, por estar en todo momento cuestionando las actividades de operación, el ambiente empresarial y hasta la medición de resultados ¿Como se puede ser más eficiente? ¿Como aprovechar mejor los recursos disponibles? ¿Nuestros resultados son los esperados?
Cuestionar de una manera propositiva es un ejercicio bastante positivo que ayuda siempre a mejorar los sistemas establecidos, pero no es fácil: requiere, en primer lugar, tener una idea clara de los objetivos ¿Cuales son tus productos o servicios? ¿Como mejorarlos? ¿Quieres ganar más clientes? ¿Necesitas reducir tus costos debido a la competencia? ¿Aumentar la calidad?
Pensar, y responder, todas esas preguntas crea un grado de conflicto y consumo de tiempo intimidante al principio pero que representan un aliciente emocionante al emprendedor, esa punzada en alguna parte de la consciencia que empuja al salto al vacío, pero no te olvides de llevar un buen paracaídas.
El verdadero emprendedor de éxito no le teme a los riesgos, pero sabe planificar para controlarlos. Siempre el salto en paracaídas del ejemplo anterior provoca un algo grado de ansiedad: ¿y si el paracaídas no se abre? ¿y si voy a caer directo en una linda nopalera, un lago? Usualmente, el paracaidista salta con un pequeño paracaídas de emergencia, con un uniforme fuerte que le defienda en algún grado de raspones, y si lo cree conveniente, con un pequeño salvavidas inflable... por si acaso.
El emprendedor no espera las condiciones "perfectas", para atreverse, sabe que la perfección no existe, sin embargo previene lo mejor que puede para no tirarse al vacío sin paracaídas; igual el riesgo es grande y el temor es el mismo, pero la recompensa del atreverse es increíble ¿Estás dispuesto a tomar los riesgos necesarios para innovar?
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