Por Eduardo Corona
A lo largo de nuestra historia, hemos observado movimientos masivos aglutinados en torno a un líder carismático e imperioso. Esa es casi la característica general de los movimiento revolucionarios en México. Todos nacen, no de la organización espontánea y horizontal de una comunidad en busca de una mejor vida, sino del aglutinamiento de rencores y revanchas canalizadas, consciente o inconscientemente por este "Tlatoani" milenario capaz de rescatar al pueblo de su cadena de esclavitud. Para desembocar, irremediablemente en una nueva dictadura, nueva esclavitud para el pueblo; sólo el cambio de nombres y hombres detentando un poder despótico, unilateral y abusivo.
Parafraseando a Einstein, si queremos resultados diferentes, no hagamos siempre lo mismo. Es hora de construir un nuevo liderazgo. Todas las humillaciones y traiciones que ha sufrido nuestro pueblo a cargo del mafioso PRI, el neófito PAN y la destartalada izquierda, parecen ser un largo y doloroso camino de maduración para encontrar nuestra verdadera identidad.
Ya basta de falsear el camino denostando nuestro origen y haciendo ridículas imitaciones de los pueblos anglos y europeos. Por otra parte, es muy difícil tener sangre indígena pura, y costumbres autóctonas inmaculadas. La verdad somos una raza nueva que nada tiene que ver con la realidad histórica de otros pueblos, a los que la (mala) educación nos ha enseñado a imitar y hasta idolatrar.
Este es el momento de tomar el destino en nuestras manos. La clase política ha tocado fondo, con su principe idiota en los Pinos y su corte de imbéciles y cobardes traidores en San Lázaro. Pero cómo iniciar un movimiento que englobe a los millones de mexicanos verdaderos y honestos, que sólo quieren el bien para sí mismo y para sus familias. Cómo hacer un llamado masivo a esos millones de verdaderos mexicanos trabajadores y valerosos que estiman la honestidad como un valor moral y no como un defecto.
Ese movimiento masivo debe comenzar en la micro organización, a menos que nuestro deseo apunte en la dirección de un nuevo Zapata o Villa que nos vengan a rescatar de la perversidad de la abyecta clase política mexicana. La verdad con todo el valor y astucia estratégica de estos heroes, acaso de retocada pureza, no lograron sino victorias militares, pero fueron derrotados ellos, y sus ejércitos, cuando en lugar de atomizar los beneficios del derrocamiento del dictador, el poder volvió a acumularse en unas cuantas manos, para maldición de los pobres.
Hoy nuestra fuerza es nuestra debilidad y nuestra grandeza es nuestra pequeñez. Debemos organizarnos en micro células para resolver nuestro problema económico, primero y en seguida politico. La solución la tenemos en las manos, no necesitamos un Villa o un Zapata, no hay un líder de la talla de los problemas de México dijo Carlos Fuentes antes de morir, yo agregaría, porque el tamaño de los problemas de nuestro país son para resolverse con la participación de cada uno, para que cada uno también tenga los beneficios de la liberación.
Una gran tarea se fragmenta en millones de pequeños pasos para alcanzar el objetivo, dirán en la "tele" que no se puede, eso lo llevan repitiendo décadas para aprovecharse de nuestra ingenuidad, es el momento de hacer asambleas comunitarias y encontrar en cada célula soluciones para el autoconsumo, para romper el ciclo bancario y romper con las instituciones que perdieron su naturaleza de representar los intereses del pueblo y fundar unas nuevas instituciones manejadas y SUPERVISADAS horizontalmente por las células de participación, sobre todo mantener las células de organización ocupadas en informarse e informar, nunca había sido tan fácil la difusión de la información verdadera, además de mantener actividades de micro producción agrícola en huertos caseros, creación de cooperativas de compra y realizar tareas educativas voluntarias.
De cualquier modo todas las revoluciones empiezan con una pequeña chispa... mantengamos esa pequeña chispa viva en cada uno sin que el fuego masivo apague tu capacidad y deseo de participación; cada uno siendo líder, cada uno supervisando y colaborando, yo lo veo, hoy te lo digo... ¿quieres ser parte del México que se avecina?
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