Para Mariana.
En el Mexico de los ochentas, con la aplicación puntual de las medidas dictadas desde el FMI y el Banco Mundial, para que la clase política pudiera obtener creditos y así mantener el nivel de defraudacion, corrupcion y robo del erario, la clase trabajadora en Mexico rapidamente se erosionó. Con el desempleo rampante, la hiperinflación y la cancelación de 30 años de conquistas laborales miles de trabajadores salieron a la calle para complementar el gasto familiar.
En el Mexico de los ochentas, con la aplicación puntual de las medidas dictadas desde el FMI y el Banco Mundial, para que la clase política pudiera obtener creditos y así mantener el nivel de defraudacion, corrupcion y robo del erario, la clase trabajadora en Mexico rapidamente se erosionó. Con el desempleo rampante, la hiperinflación y la cancelación de 30 años de conquistas laborales miles de trabajadores salieron a la calle para complementar el gasto familiar.
Esto desató una explosión en el número de vendedores ambulantes que tomaron las calles, principalmente centricas de las ciudades, para comercializar sus productos, algunos de procedencia nacional legitima. Aunque al principio, tambien unos cuantos de productos nacionales comprados a asaltantes de transportes. Pero la gran mayoria comercializaba productos contrabandeados a granel por las autoridades aduanales, judiciales federales y estatatales etc.
Eran Buenos tiempos para la vendimia, pero en Cd. de México algunos ciudadanos se quejaban de los problemas de transito y de limpieza que traía consigo la ocupación de las calles. Así que el gobierno de entonces, priista, hizo lo que mejor sabía hacer; sacar partido de la situacion. Coloco fondos de millones de pesos para construir las llamadas “plazas comerciales”. Proyectos encomendados, como siempre, a compañías a modo, usualmente manejadas por mediocres empresarios emparentados con los administradores de los fondos. Para variar se sobrepreciaron los materiales de mala calidad. La ubicacion de los predios se realizó, sin atender a las necesidades comerciales de los ambulantes y de sus clientes, sino nuevamente, obedeciendo a los intereses criminales de los encargados de manejar esos fondos, sin pizca de estudios comerciales y de mercado. Muchas veces sin pizca de estudios, punto.
El resultado: los administradores del gobierno se enriquecieron, los que pudieron dar el enganche para los locales se vieron estafados, los lideres de ambulantes tambien se llevaron su tajada, el consumidor se privó por un tiempo de los productos a los que estaba acostumbrado. Al cabo de unos meses, los ambulantes dejaron las plazas para volver a tomar las calles, donde verdaderamente existe demanda para sus productos.
En un pais que la miseria no le ha quitado lo clasista, se les ha criminalizado, encarcelado y explotado. Algunos, acostumbrados a la clandestinidad, se se pasaron de plano a las filas del crimen... Pero lo que no ha entendido el gobierno es el tremendo flujo de energía emprendedora que hace caminar ese sector que mantiene cierto nivel de sobrevivencia para las familias, que sin tenerlo, ya hubieran recurrido al estallido social llamado crimen organizado.
Lo cierto es que estos microemprendedores venden los productos que tienen a la mano, conocen la estrategia comercial y financiera de la micro empresa llamada “puesto”. Compiten por el cliente, en fin que aplican todas las reglas necesarias para hacer funcionar una empresa. Ignorarlos, perseguirlos y oprimirlos no va a servir de nada en un país terriblemente monopolizado, terriblemente desigual.
Nosotros como ciudadanos, no solo debemos obligar al gobierno a corregir la monopolización y la cínica desigualdad, sino también aprovechar de la mejor manera, el espíritu emprendedor de esos millones de mexicanos, que realmente, mantienen trabajando una buena parte de las finanzas mexicanas. Le llamamos Economia Social. Por el bien de ellos, por el bien del país, por el bien de todos.
Eduardo Corona
Eduardo Corona