Por Eduardo Corona
Durante algún tiempo he atestiguado el trabajo duro de algunas organizaciones en favor de la gente. He visto personas sinceras dando su tiempo, su dinero y su esfuerzo honesto y voluntario para hacer cambios favorables en nuestras comunidades. Pero es penoso reconocer que a pesar de todo, criminales como Peña Nieto siguen llegando al poder o cinícas como Margarita de Calderon se enfilan a la presidencia. Y nosotros sin poder generar los cambios esperados.
Vemos a un Donald Trump burlandose de los Latinos, de los Musulmanes, de los Afros, de las Mujeres y sus seguidores pavonearse con soltura y violencia cada vez más viral, cínica y descastada. ¿Y el cambio? ¿Para eso hemos trabajado tanto?
Arriesgarse, brincar las trancas, salirse del sistema |
Se repiten los mismos procedimientos. Aunque hayan fallado completamente. No se atiende a los resultados sino a la buena voluntad de los activistas y seguimos perpetuando las "best practices". Que en español se traduciría como "mejores prácticas".
Esta necesidad de detener la innovación y la creatividad lo unico que ha ocasionado es la perpetuidad de los sistemas. Gracias a las mejores prácticas ya no se requiere un dictador que con una voluntad ferrea y implacable imponga su voluntad. Sino un grupo de pseudo intelectuales ocupados de implementar perpetuamente los gastados sistemas.
Por eso no llega el cambio. Y por eso las organizaciones encargadas de promoverlo fallan terriblemente. "No reinventar la rueda" significa instalarse comodamente como un engrane más del sistema permanente y dejarlo que corra con un poder prácticamente independiente de hombres y nombres.
Así es como los sistemas se han apoderado del gobierno, de la educación, la ciencia y el arte. Ya nadie se atreve a innovar y que ni se atreva so pena de ser perseguido y rechazado por sus iguales hasta que el último rescoldo de creatividad le sea arrancado.
No necesitamos liberarnos del asesino de Peña Nieto ni del Megalómano de Donald Trump sino de los sistemas que los engendraron. Es el momento de devolver a la gente el poder de pensar, innovar, crear y recrear su propia circunstancia. Pero eso significa arriesgarse, brincar las trancas, salirse del sistema creado para que unos cuantos te dominen. A veces es más cómoda la esclavitud dependiente que la libertad responsable. Pero esta generación está lista para derrocar el imperio de los sistemas. ¿Estamos con ellos?
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