domingo, 23 de octubre de 2016

Los Traidores

Por Eduardo Corona


Hace ya un par de años, cuando se contaba la mayor llegada de menores indocumentados a los Estados Unidos, tuve la oportunidad de expresar mi descontento abiertamente al Diputado Federal por el estado de Oregon, Earl Blumenauer: Estados Unidos es el mayor responsable de la crisis de infantes migrantes que viajan solitarios desde México y Centro America hacia ese país.  Así que es su obligación ética, humanitaria y legal hacerse cargo de la crisis y liderear la solución.

 Detendremos el genocidio y castigaremos a los traidores. 
Nunca más volví a escuchar alguna respuesta de aquel mensaje enviado al congreso norteamericano. Y las cosas tampoco han cambiado.

Siguiendo las prácticas estadounidenses que crearon desde Noriega hasta Osama Bin Laden pasando por Husein y Peña Nieto, el imperio se ha encargado de distribuir armas ilegalmente entre los subversivos, sean "nacionalistas" afganos o narcotráficantes mexicanos.  Lo importante es crear una crisis de violencia intestinta para después emerger como los salvadores del mundo y la policía internacional. Y después de permitir el flujo de armas clandestino a los grupos criminales, generosamente proveé iniciativas de "ayuda" a los golpeados gobiernos por la delincuencia.  Nacen la Iniciativa Merida o el Plan Colombia, lo mismo da.

Los cínicos en el gobierno utilizan estos programas para adquirir equipos a sobre precio, abren boquetes aquí y allá para que también parte del equipo bélico provisto llegue a manos de los delincuentes. Lucran con la sangre de la gente, traicionan al pueblo que les paga sus asquerosos sueldos para servir al amo imperial y crear fortunas fabulosas.  Se vuelven dipsomános, promiscuas internacionales, se pasean por todo el mundo. Dan conferencias y reciben trofeos llenos de sangre, muerte y traición.

En los setentas y ochentas cuando nos llegaban a México hermanos chilenos, argentinos y salvadoreños, por mencionar algunos, les dábamos la bienvenida.  Venían de un mundo violento que nos aterraba pero que afortunadamente estaba fuera de nuestro país y hasta podríamos decir, fuera de la galaxia.

Nunca pensamos que en pocos años y gracias a la estupidez del dipsomano Calderon y el bisexual reprimido Peña Nieto nos llevaríamos el campeonato mundial de feminicidios, despariciones y asesinatos en un país "sin conflicto bélico".  Nuestro pueblo está herido y sangra por sus heridas.  La gaviota es una vergüenza nacional mientras el asesino de atenco se pasea en Los Pinos y por el mundo alegremente, y el país se derrumba. No existe una estructura jurídica que defienda al ciudadano.

Las policías NO están infiltradas por el crimen; SON el crimen. Matan, desaparecen, violan, roban y protegen a sus amos los narcos con las armas que les proveyó el imperio. Asesinan soldados fuertemente armados y Cienfuegos ladra sus amenazas, que causan hilaridad a sus amos los narcos, pero nada dicen de cómo se confabulan para atacar al pueblo desarmado.  La Secretaria de la Defensa Nacional y la de Marina son una deshonra internacional.  Usan su entrenamiento y las armas para atacar pueblo indefenso y desarmado, para mantener los privilegios de sus amos los criminales.

¡Ya basta! El congreso estadounidense debe dejar de gastar el dinero de nuestros impuestos en promover el genocidio de pueblos pacíficos.  El gobierno de México debe dejar de gastar el dinero que le pagamos en impuestos en traicionar asquerosamente al pueblo.  Los Mexicanos en Estados Unidos somos el pilar económico de ambas naciones y exigimos ¡ya basta! Por eso damos la bienvenida a la Caravana Contra la Represión en México, y  no descansaremos hasta detener el genocidio y castigar a los traidores. ¡Nada nos detiene!

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