Por Eduardo Corona
Usualmente escribo algún artículo donde doy mi opinión
editorial acerca de algún suceso que me parezca importante para ilustrar las
tendencias políticas y económicas que a veces parecen sepultadas entre líneas.
Pero esta vez tengo una profunda duda ética y política.
En #RevolucionInteligente aventuré unas líneas para
describir “Porque perdemos siempre los de izquierda”. Pero esta vez, estoy aterrado viendo la
calidad de “personas” que han ascendido al poder, posiblemente detrás de
nuestro inefable Peña Nieto, hasta llegar al temible Emperador Naranja: Donald
Trump, pasando por Macri, Tamer y demás bestias machistas, frívolas y
extremadamente avariciosas... todos extremadamente ignorantes, todos
extremadamente vanos y aún más, casados o rodeados con mujeres faranduleras que más
parecen una pieza de ornamento que una verdadera compañera de trabajo en favor
de sus patrones: nosotros, el pueblo.
Estas bestias permanecieron agazapadas, alardeando y
criticando a sus oponentes, usualmente regímenes progresistas de todos los niveles,
desde los independistas del neoliberalismo hasta vasallos rastreros de ese
criminal sistema económico, pero todos esos regímenes hoy perdedores, con una
supuesta agenda de apertura a la crítica y a la libre prensa, mientras que los
nuevos gobernadores del mundo van mutando en verdaderos Tiranos Absolutistas,
con una agenda totalmente anti pueblo y anticrítica. Ya no necesitan
justificaciones para despojar del ultimo patrimonio que quedaba en manos de la
clase media y trabajadora. Hoy, asistimos al sorprendente espectáculo de los
explotados aplaudiendo a sus explotadores y matándose unos a otros por un
mendrugo de pan. Odiosa comparación con “Los Juegos del Hambre” de la
deplorable y formidable maquinaria propagandística que nos preparó mentalmente
para este periodo, Hollywood.
Parece ser este el momento más oscuro en la
historia del mundo, porque los avances científicos y tecnológicos solo sirven
para la dominación y el despojo de las mayorías en manos de unas cuantas
bestias pseudo pensantes.
Hace poco alguien me dijo que prefería a la vulgar
corcholata en la presidencia de México que tener el proyecto progresista de economía
social solidaria de Morena liderada por Andrés Manuel López Obrador. En los
Estados Unidos no nos fue mejor, cuando el voto de consciencia escogió “primero
muertos que vender el voto a la neoliberal Hilaria Clinton”, y parece ser que
el deseo será cumplido con el emperador más bestial que jamás haya existido en
la tierra, aplaudido por millones de desalmados racistas que prefieren ver
sangre que progresar económicamente, o pandilleros que buscan el progreso
basados en la piratería y la agresión.
En eso nos ha convertido la tecnología, eso es lo que
hemos permitido que se convierta el mundo, porque no podemos ponernos de
acuerdo. Nosotros jamás traicionaríamos nuestros ideales, tan diversos, que nos
mantienen divididos mientras que los bestiales contrincantes pueden disfrazarse
de demócratas, progresistas, ultraderechistas o fascistas con tal de acceder al
poder. Y es aquí donde me atormenta la duda ética y política: ¿sería tan malo
que aprendamos a alinearnos en una tendencia social y humanista desde todos
nuestros puntos de vista tan diversos? Tenemos una tarea colosal: dejar de
perder ganando, aprender que algunas derrotas son necesarias y administrables,
y que ningún ideal ni revolución justifica el suicidio y mucho menos justifica
el sacrificio de los que más nos necesitan y confían en nosotros. Tenemos que
aprender a ganar perdiendo ¿Te arriesgas?
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