Por Eduardo Corona
Mientras el
mundo laboral y financiero se cae a pedazos, el negocio bancario va viento en
popa… los bancos “compran” dinero de mayoreo al 2 y 3% de interés para
“venderlo” a los prestatarios de crédito al 7, 16, 24% o, como sucede en México,
al 105%, 170% etc. La ganancia descomunal
esta en ese cambio el pago de intereses… usando simple aritmética alguien que
compra un producto al 2% y lo vende al 170% está obteniendo una ganancia
descomunal de alrededor de 8500% esto sin contar los intereses sobre los
intereses de la deuda que puede llegar a cientos de miles porciento de
ganancia… a costillas de la gente que trabaja, que produce, y que se encuentra
atrapada bajo las regulaciones de la oligarquía traidora que, por migajas,
entrega el mayor activo de un país, el capital humano, para ser explotado,
despojado y depauperado por ese grupo corporativo bancario sin escrúpulos, cuyo
único motivo vital es la acumulación desenfrenada.
Y si
hablamos de los créditos otorgados por el FMI y el Banco Mundial al tercer
mundo, la cosa se pone mucho peor; la ruina es letal para estos países por el
pago de los intereses descomunales.
En medio de
este cuadro de desolación y empobrecimiento del 99% de la población por el 1%
voraz e inescrupuloso, hemos aprendido que nuestra debilidad es nuestra
fortaleza; nuestra pequeñez es nuestra grandeza…
Existen micro
prestamos de capitalización colectiva, es decir, dinero destinado al
prestatario que no proviene de algún banco con políticas usurarias: es la misma
comunidad que se convierte en prestamista a través de agregarse colectivamente
y aportar una pequeña cantidad, uno por uno, hasta que el préstamo se
capitaliza totalmente SIN la participación de un banco, banquero, gobierno,
usurero o animal parecido o que se le parezca… los prestatarios no pagan un
centavo de intereses, pero los prestamistas tampoco reciben un centavo por
concepto de pago de intereses… es una conexión humanitaria que se da en la
comunidad gracias al uso inteligente de la agregación colectiva en las redes
sociales, es el número de usuarios que se pueden conectar no solo para hacer
vida social cibernética, sino añadiendo el activismo social proactivo. Es la
comunidad, ayudando a la comunidad a construir comunidad.
El
funcionamiento de esta novedosa forma de préstamo es sencillo, (todas las cosas
importantes de la vida lo son –que no te engañen en la “escuela”):
Una pequeña
organización humanitaria sin fines de lucro en San Francisco, California,
gestiona los sitios web KIVA ZIP y KIVA, que con presencia internacional, se
dedica a conectarse con organizaciones sin fines de lucro locales dedicadas al
entrenamiento y apoyo técnico a micro empresarios.
Dichas
organizaciones identifican a aquellos emprendedores que han hecho esfuerzos
consistentes para iniciar y gestionar sus negocios de una forma ordenada y
sana, con un plan de negocios viable. La citada organización local recomienda
al emprendedor descrito para convertirse en prestatario el cual se compromete a
devolver el préstamo mediante en pequeño contrato. Una vez que el consejo consultor de KIVA
estudia la recomendación de la organización local autoriza el préstamo.
Es entonces
cuando empieza el verdadero trabajo comunitario: se sube al sitio web de KIVA
ZIP la información general del candidato, la descripción del negocio y un párrafo
de promoción del negocio, en este punto el “prestamista” conoce a los
candidatos a través del sitio web y puede escoger a quien apoyara con su pequeño
préstamo de 25 dólares. Como escribí anteriormente, se corre la voz por las
redes sociales hasta que se reúnen los suficientes “prestamistas” para
capitalizar el préstamo.
Con este
proceso se logra darle acceso a capital sin intereses a aquellos emprendedores
que “no son sujetos de crédito”, haciendo a un lado a la pavorosa y usurera
banca privada y gubernamental. Las
operaciones de KIVA se mantienen a través de subsidios otorgados por agencias
humanitarias internacionales y donaciones privadas.
Por el
momento el sitio web KIVA ZIP se maneja únicamente en ingles aunque ayuda emprendedores
en una veintena de países con otros tantos idiomas; son un gran
agente de cambio y justicia social. Ese es el poder del micro sobre el macro…
nuestro numero es nuestra fuerza…
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