viernes, 27 de marzo de 2015

Democracia ¿Dotada y Talentosa de Bajo Rendimiento?

Por Eduardo Corona

Hace poco asistí a una reunión donde se hablaba de los estudiantes talentosos y dotados pero con resultados bajos.  El orador hacía referencia a una generación de jóvenes que mantienen un nivel de aprendizaje alto pero al momento de enfrentarse a retos académicos más exigentes, tienen problemas de tenacidad y consistencia: No han desarrollado esas herramientas que en otros alumnos, menos brillantes, se han desarrollado naturalmente como una manera de enfrentar los retos escolares.

Mientras escuchaba esto me acorde de lo que pasa con la prostituida democracia mexicana, secuestrada por frívolos, padrotes, narcotraficantes y asesinos... Me parece haber una relación muy clara entre la sobre valuación del voto y la falta de participación en los retos cívicos que exige una verdadera democracia: la participación, la supervisión, la denuncia y el castigo a aquellos funcionarios electos, que valiéndose del fraude, de los asquerosos medios televisivos e impresos, y hasta del hambre, usurpan los puestos públicos para sus actividades criminales: desde el Chacal de Atenco, Enrique Peña Nieto, hasta el más humilde de los regidores.

Yo no creo que dejar de votar arregle algo.  Pensar que la inactividad encenderá una chispa es caer en el juego de la sobre valoración del voto. Ni siquiera nos hemos podido poner de acuerdo para dejar de consumir a esas ratas monopólicas que nos dañan la salud, la cartera, y hasta atrofian el cerebro ¿Cómo podemos pensar que dejar de votar será ahora si un movimiento nacional que pondrá en apuros a la chatarra institucional?

Dejar de votar solo abre las puertas a que el electorado sigan siendo los descastados, los criminales, los muertos y demás adefesios. Todo cambio sería solo de hombres y nombres de funcionarios y políticos criminales si no aprendemos a ejercer todas las herramientas del sistema democrático.

El voto sólo es la herramienta más pequeña de la democracia. Hay que votar pero supervisar que se cumpla lo prometido o de otro modo presionar hasta que renuncien los asesinos, los criminales, los defraudadores, los padrotes.

La apuesta en todo caso, sería el entrenamiento en esas verdaderas herramientas de democracia, la movilización micro organizativa, la adopción de los funcionarios para seguirlos paso a paso, ellos tendrán fuero, pero no así los criminales con los que se asocian para cometer sus fechorías.

En realidad la democracia si es una herramienta dotada y talentosa, pero debemos entrenarla para que de el rendimiento que se requiere de ella, y dejar de tener la esperanza de ingresar al PRI algún día para robar a gusto, "porque ellos roban, pero dejan robar", o saciar los instintos animales con la población indefensa.

Aún más lejos: Los electores somos talentosos y dotados, pero tenemos que aprender que el voto es solo el inicio de la verdadera democracia, y que todas las habilidades cívicas se aprenden, de ningún modo somos genética o culturalmente corruptos como proclaman los imbéciles... Nuestra grandeza es que somos invisibles como átomos, pero esa micro fuerza es la que desata una reacción en cadena ¿estamos listos para actuar?

viernes, 20 de marzo de 2015

La "Política" y la Empresa Social

Por Eduardo Corona

“Los negocios chuecos son los más derechos” reza cierto refran de los muchos que suelen describir las relaciones criminales entre mafiosos o políticos… cada vez menos diferenciados unos de otros.

Sin embargo, el que esta frasesita sea tan usada entre la clase política refleja una verdad irrefutable; los políticos saben más de negocios “chuecos” que  de política, de aquello por lo que perciben descomunales e insultantes sueldos pagado por aquellos que se parten el alma trabajando todos los días de sol a sol con cada vez menos esperanza de que el salario devengado sea suficiente para cubrir las necesidades elementales.

Y es que en una alianza de negocios “chuecos” o “derechos”, lo que cuenta en percibir ganancias, sin importar ideologías ni opiniones personales.  Por más que el socio participante en un proyecto o negocio, no esté de acuerdo con el resto de los socios, tenderá a guardarse sus desacuerdos y hasta rivalidades con tal de obtener su porcentaje de las ganacias del negocio.

Esto vuelve a las asociaciones delictivas, políticas o empresariales (de nuevo la diferencia es cada vez más borrosa) en organismos extraoridnariamente resistentes para aguantar los embates de los antagonistas, y elásticos para adaptarse rápidamente a casi cualquier situación.  Lo importante aquí será siempre el acceso a las ganancias... 

  

Cabe destacar por aquí, que en la visión clásica empresarial, y ahora neoliberal, el único motor, combustible y cemento que mueve y cohesiona esos organizmos delictivo-político-empresariales es ni más ni menos que el dinero; las ganancias.  No hay, para ellos, contrato ilegal, trato abusivo, malversación de fondos, agresión a los derechos humanos, no existe ninguna conducta inmoral, antiética, deshumanizante o criminal que no sea válido con tal de obtener el preciado trofeo del dinero.

El que tiene dinero, tiene prestigio, poder, el capital hace a los monstruos bonitos, y a los criminales, hombres de respeto. “Un politico pobre, es un pobre político”, repiten los criminales, con creciente orgullo de las ganancias que les producen sus fechorias, y el lucimiento de su botin “en sociedad”.

Por otra parte, el luchador social, el ser humano de limpia participación cívica, no puede unirse ni reunirse con sus iguales, porque, fiel a la pureza de sus ideales, siempre existe un desacuerdo que estorba, un antagonismo insoportable, por pequeño que sea, que le permita alcanzar las elevadas metas de defensa de la humanidad.

Así entre oposición y division interna es muy dificil avanzar. Por eso no se pueden construir proyectos nacionales honestos porque mientras estamos peleando como cocinar el pastel los cerdos neoliberales, ya lo cocinaron, lo adornaron se lo comieron, etc. etc.

Lo que debemos hacer ahora es incorporar aquellas herramientas de resistencia y flexibilidad en la busqueda de bienestar y combinarlas con la ética en el reparto de la riqueza generada.  Mohamed Yunus le llama negocio social, en Brásil he escuchado que le llaman economía solidaria… cualquiera que sea su nombre (no empecemos la discusión de nuevo) es importante tomar en cuenta que la política es una herramienta que se puede flexibilizar con las prácticas éticas de neogocios, estás son: la responsabilidad social, para repartir justamente la riqueza generada; la sencibilidad ecológica, para no seguir depauperando los recursos de las futuras generaciones, y el ético crecimiento económico, para generar esa riqueza necesaria para la subsistencia. Esta esquema de resultados también es llamado el triple balance de resultados en la actividad comercial.

¿Estamos listos para convertir la política en una empresa social, para expulsar de las instituciones a los insaciables neoliberales?




viernes, 6 de marzo de 2015

El Sentido Común

Por Eduardo Corona


El sentido común, es la habilidad que te permite entender que tu eres parte de un todo universal más grande y vibrante. Te ayuda a entender que estas dentro de un universo de seres y cosas, y que todas están interconectadas con tus deseos y actos, todo lo que sucede alrededor tuyo tiene consecuencias en tu vida y del mismo modo todos tus actos, pensamientos y deseos afectan positivamente o negativamente este universo cercano. Tu escoges de qué lado quieres actuar: la interconexión que tienes con el universo crea una sinergia positiva o negativa. Todo tu entorno se alinea si quieres hacer bien, para hacer crecer y brillar  tu negocio, y tus relaciones con tu familia, tus clientes, tus proveedores y el medio ambiente en un festín de éxitos compartidos.

A la gente Latina, nos han enseñado a creer que todos nuestros malos hábitos nacen con nosotros, y que los buenos hábitos de otras culturas son casi inalcanzables para nuestra "descompuesta genética". Pero hoy te tengo una gran noticia: eso es una absoluta mentira, además de una reverenda tontería. 

Absolutamente todas las habilidades y buenos hábitos de la gente de éxito pueden ser aprendidas, y esto incluye el sentido común; del mismo modo se pueden abandonar los malos hábitos que "caracterizan" nuestra cultura ¿Estás listo para el cambio?