viernes, 24 de abril de 2015

La Cosecha del Imperio

Por Eduardo Corona

En días pasados tuve la oportunidad de participar en una pequeña conversación acerca de este documental muy al estilo yanqui; buen manejo de picos emocionales a partir de mercadotecnia musical y visual.  Llamados a la atención con voces bien cuidadas, muchas imágenes retro en blanco y negro.  Pero lo más interesante es el brutal contenido de este documento: el desempeño de dictadores rastreros y asesinos de su pueblo sostenidos por la red de intereses corporativos norteamericanos con el apoyo logístico del gobierno de los Estados Unidos.

Ocioso sería recordar las atrocidades cometidas por los Somoza y luego los contras financiados por Reagan, o la brutal campaña de sangre emprendida en Guatemala y Salvador, o quizá los intereses azucareros en Dominicana que mancharon de sangre nuestros pueblos y mostraron lo que es capaz de de hacer un asqueroso traidor rastrero para sostener la venta de su dignidad lubricada con sangre de su pueblo.  Tal como ocurre hoy en México con la banda de traidores encabezada por el ignorante e ignominioso Enrique Peña Nieto, vergüenza eterna de nuestro pueblo.

Lo importante de este documental es la denuncia de la cosecha que ha logrado el Imperio con la siembra de pobreza e injusticia donde ha puesto su bota criminal y avariciosa.  Pomposamente el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio --los verdaderos amos del rastrero Peña Nieto y demás "politicos"-- llaman Economía a la avaricia desmesurada, inhumana e insaciable de los banqueros.  Que no digan estupideces: Economía es la generación y reparto equitativo de riqueza, que contradice de cabo a rabo los principios bestiales del neoliberalismo.

Esa es la cosecha del neoliberalismo que llaman "progreso" los idiotizados televidentes con los ojos desorbitados y babeando su mísera existencia. Y que en alguna ocasión me atreví a espetar al legislador Republicano Blumenauer con motivo de la crisis de los niños migrantes centroaméricanos en 2014. El Senador, valientemente, reconoció que esa crisis, como todas las oleadas de inmigración, era un producto de la muerte, pobreza y represión causada por las fauces insaciables del imperio.

Para cambiar esa vergonzosa cosecha, solo tenemos que deshacernos de todo lo "grande"... las grandes corporaciones, los carteles, los monopolios, las grandes medios, las mega iglesias, los grandes sindicatos, y todo lo que huela, sepa o se oiga corporativo.  Necesitamos retomar nuestro poder personal y crear liderazgo horizontal y participativo del individuo.  Necesitamos pulverizar el ciclo bancario que nos hace víctimas y cómplices de un poder injusto y opresivo, asesino.  Para romper la cosecha del imperio necesitamos retomar nuestra propia micro parcela, poner nuestro grano de arena, impulsar los micro negocios, los micro prestamos comunitarios, los medios sociales, es más fácil de lo que parece... solo que la bestia no te lo quiere dejar ver... para eso te pone la TV y todos los medios corporativos como velo de una realidad mucho, muchísimo más sencilla de lo que crees... ya basta de sostenerles sus vicios, deja el consumismo. Pero ante todo siembra un liderazgo que no tema a las bases, que sepa que su labor es sólo coordinación, que no sea el carismático caudillo que siempre termina traicionando a la causa y a las bases; esa será la más subversiva y pacífica de las revoluciones... ¿estamos listos?

Harvest of Empire

https://www.youtube.com/watch?v=KFQm0x6ZZxw


viernes, 17 de abril de 2015

¿Cultura? ¿Democrática?

Yo sé que parece lugar común de discusión dominical vespertina. Parece filosofía de café, sin embargo me he encontrado con un fenómeno muy interesante; tenemos una percepción distorcionada de democracia, quizá, hasta antes de saberlo, no sea nuestra culpa, nuestras nociones de democracia fueron sembradas por la dictadura priista, alimentadas por el chavo del ocho, las telenovelas y las peliculas de ficheras y de televicine, y acaso confiramdos por Paty Chapoy y su maquinaria de estúpida imitación de Televisa que fue una estúpida imitación de programación televisiva norteamericana, y que ahora por el miedo de creer que podemos producir algo vendible ya televisa se ha vuelto una estúpida imitación de la estúpida televisión peruana, venezolana, colombiana... todas ellas con mucho menos recursos que el hijo pintito (en diminutivo) del Tigre Azcarraga...

Es por eso nuestra distorcionada percepción de democracia; donde los sindicatos y cooperativas en lugar de ser herramientas democraticas son armas de perpetuidad demagógica y envilecidora del liderazgo, optuso, obeso, avaricioso... el lider de nuestra democracia se levanta como una necesidad de la masa de sentirse protegida y acompañada por el paternal tlatoani, la necesidad de las bases de trabajar para el "Señor", definición del demonio misterioso que se esconde tras una nuve de secretarias, guardaespaldas, aviones privados y sometimiento de consciencias: "yo trabajo para el 'Señor', yo soy gente del 'Señor';  si 'Señor',  no 'Señor',  como usted diga 'Señor'". Ese demonio que ya en el partido se convierte de "Señor" en "Licenciado" con la misma connotación y la misma letanía.

Y creemos que eso es democracia, el "Señor", "Licenciado", "Diputado" o el "Lider" son ese hijo de dios y del diablo, el demonio que lo mismo hace el bien y el mal, es el dios antropomorfico que con las pasiones humanas, pero con el poder de dios para crear el bien o el mal en la vida del humano. Le amamos y le necesitamos tanto como le odiamos, nos hemos convertido en la masa anónima que en su puta vida conocerá al "Señor" o será atendida por el "Licenciado" o el "Diputado".

En ese amor odio del demonio (ser mitad deidad, mitad humano) nos sentimos cada vez más pequeños, es lo que le conviene a nuestro "Lider". Hacernos creer que sin él no somos nada, aunque con él seamos casi nada, la historia de los oprimidos es la historia de la minimización cultural de un grupo. Y en México hay tantos grupos... están los indios, los nacos, los comunistas, los pejistas, los yunqueros, los fresas, los regios, los oaxacos, los jarochos, los ninis, cada uno desprecia a los demás porque los ve menos o los ve más... hay desconfianza entre cada grupo, entre cada vecino, entre cada hermano... ¿algún día los mexicanos nos hemos considerado una sola raza?... unos muestran las cicatrices de cientos de años de opresión comenzando con el desprecio de su cultura... para ser superior que el otro hay que demostrar primero que el otro es un pendejo... que su cultura no sirve, como su lenguaje, su ropa, unos por ricos otros por pobres, unos por ignorantes y otros por intelectuales; todos tenemos razones o pretextos para odiarnos o al menos para rivalizar con desconfianza...

De ahi nacen la falta de una cultura de convivencia social;  la agresión escala desde infantiles rivalidades por un asiento en el metro o en el camión, por la siembra de chiles hasta el deseo de tener lo que el otro tiene a como de lugar... aunque sea robándoselo, secuestrándolo, matándolo... gracias a la falta de creer que la democracia existe, de que todos somos iguales ante la ley, nuestra rebeldía se desfoga en pandillas de niños sicarios que matan a un fulano por 200 pesos y aunque sea el fulano equivocado igual lo matan e igual cobran...

Los cangrejitos mexicanos que cuando ve que alguno va a salir del frasco todos lo jalan pa' dentro pa' que todos estemos parejos, no vaya a ser que este pobre pendejo que salga se le ocurra convertirse en el proximo "Señor" al que amaremos y odiaremos con vehemencia equivalente...¿bastará comenzar con el ejercicio de ver a todos los que se crucen hoy por mi camino como mis iguales? Con el mismo derecho de piso, de llegar temprano, de ilusionarse, de crecer, de creer, de esperar, de poner su parte para construir un nuevo México con consciencia de igualdad, con cultura democrática; sin demonios, ni Salinas, sin Calderones, sin Chapos, sin Televisa, o Lopez Dorigas a quienes he aprendido a creer que son deidades. ¿Podremos cambiar el haber crecido chingando a los demas pa' que no me chinguen a mí?... pero con la esperanza de hacer lo urgente y protestar, y votar y estudiar pero al mismo tiempo sembrar la importancia de ver en cada mexicano no un soldado, sino un hermano... cursi pero necesario...