Por Eduardo Corona
Hace poco asistí a una reunión donde se hablaba de los estudiantes talentosos y dotados pero con resultados bajos. El orador hacía referencia a una generación de jóvenes que mantienen un nivel de aprendizaje alto pero al momento de enfrentarse a retos académicos más exigentes, tienen problemas de tenacidad y consistencia: No han desarrollado esas herramientas que en otros alumnos, menos brillantes, se han desarrollado naturalmente como una manera de enfrentar los retos escolares.
Mientras escuchaba esto me acorde de lo que pasa con la prostituida democracia mexicana, secuestrada por frívolos, padrotes, narcotraficantes y asesinos... Me parece haber una relación muy clara entre la sobre valuación del voto y la falta de participación en los retos cívicos que exige una verdadera democracia: la participación, la supervisión, la denuncia y el castigo a aquellos funcionarios electos, que valiéndose del fraude, de los asquerosos medios televisivos e impresos, y hasta del hambre, usurpan los puestos públicos para sus actividades criminales: desde el Chacal de Atenco, Enrique Peña Nieto, hasta el más humilde de los regidores.
Yo no creo que dejar de votar arregle algo. Pensar que la inactividad encenderá una chispa es caer en el juego de la sobre valoración del voto. Ni siquiera nos hemos podido poner de acuerdo para dejar de consumir a esas ratas monopólicas que nos dañan la salud, la cartera, y hasta atrofian el cerebro ¿Cómo podemos pensar que dejar de votar será ahora si un movimiento nacional que pondrá en apuros a la chatarra institucional?
Dejar de votar solo abre las puertas a que el electorado sigan siendo los descastados, los criminales, los muertos y demás adefesios. Todo cambio sería solo de hombres y nombres de funcionarios y políticos criminales si no aprendemos a ejercer todas las herramientas del sistema democrático.
El voto sólo es la herramienta más pequeña de la democracia. Hay que votar pero supervisar que se cumpla lo prometido o de otro modo presionar hasta que renuncien los asesinos, los criminales, los defraudadores, los padrotes.
La apuesta en todo caso, sería el entrenamiento en esas verdaderas herramientas de democracia, la movilización micro organizativa, la adopción de los funcionarios para seguirlos paso a paso, ellos tendrán fuero, pero no así los criminales con los que se asocian para cometer sus fechorías.
En realidad la democracia si es una herramienta dotada y talentosa, pero debemos entrenarla para que de el rendimiento que se requiere de ella, y dejar de tener la esperanza de ingresar al PRI algún día para robar a gusto, "porque ellos roban, pero dejan robar", o saciar los instintos animales con la población indefensa.
Aún más lejos: Los electores somos talentosos y dotados, pero tenemos que aprender que el voto es solo el inicio de la verdadera democracia, y que todas las habilidades cívicas se aprenden, de ningún modo somos genética o culturalmente corruptos como proclaman los imbéciles... Nuestra grandeza es que somos invisibles como átomos, pero esa micro fuerza es la que desata una reacción en cadena ¿estamos listos para actuar?
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