miércoles, 19 de junio de 2013

La Gran Patraña del Marketing y el FMI

Por Eduardo Corona

Para nadie es un secreto cómo es que las grandes marcas internacionales y corporativos globales se han enriquecido con la pobreza de los seres humanos menos afortunados.
Los costos de producción, por ejemplo, de unos tenis de cierta marca no rebasan los 5 dólares Americanos, mientras que ya puestos en los escaparates estadounidenses rebasan los 100 dólares.  Y la cosa se pone peor si se exportan estos tenis a nuestro querido México, se venden hasta en 250 dólares…
Los productores de estos bienes ganan alrededor de 2 dólares al día… o menos, y el mínimo en  nuestro país no canta mal las rancheras…
Para quien puede comprar estos tenis en México, eso simboliza;  status,  bienestar (?). Es oneroso, pero eso es lo mejor, no “cualquier pelado” tiene acceso a ello, son productos que sólo unos cuantos “privilegiados” pueden consumir.  Y es que una de las grandes áreas de explotación del marketing es producir un complejo de inferioridad en el consumidor, para después aliviarle los complejos con marcas, entre mayor sea la falta de autoestima, mayor es la satisfacción en el consumo de ellas, es un espiral de marketing emocional que nos hunde en el desprecio total de nuestras raíces culturales para después redimirnos con el consumo irracional  y de este modo, parecernos un poco más a los victoriosossiempreexitososredentoresdelmundo norteamericanos. 
Así ha estado funcionando el marketing emocional por ya varias generaciones a través de la iglesia, de la TV etc. Basta ver cómo el “Chavo del 8” nos entrenó emocionalmente para SENTIRNOS estúpidos y pobres irremediablemente; a solucionar nuestros problemas escondiéndonos en un barril, y a vender cualquier cosa; la dignidad, la familia, la patria, por una torta de jamón.
Y para dejar de ser ese “fracaso” de ser humano, vengan las marcas, unos buenos tenis me quitan lo pobre, lo estúpido y lo cobarde. No importa si para consumirlos, junto con el resto de las marcas, tengo que hacer “tranzas”, robar, engañar o hasta matar… lo importante es dejar de ser ese peladito.
En este contexto los valores de educación, moral y solidaridad son vistos como un defecto. La televisión nos susurra quedamente al oído: “los valores no te van a sacar de ‘perico perro’”. Eso es lo que nos ha traído hasta este punto de descomposición social, económica y política, pero sobretodo a esta podredumbre espiritual.
Y aún peor, volviendo al caso, ¿es justo el sueldo para el niño-esclavo de estos tenis en México o en Honduras? ¿Es justo para el consumidor de estos tenis en México o en Honduras, o incluso en los Estados Unidos? Algo anda mal en nuestra psique, si permitimos que el sistema siga chupando los recursos humanos del esclavizado productor, por un lado, y empuje a la criminalidad de una grupo social con tal de obtener estos paliativos de los complejos de inferioridad, por el otro.
Estábamos escribiendo acerca de unos tenis… ¿quieres hablar del Mercado de bienes raíces? ¿Qué tal del Mercado de divisas? ¿Y las guerras? ¿Quién gana y quién pierde con ellas?
No es un secreto que para “rescatar” de la pobreza el FMI exija a los países “desinversión” social, detener el “proteccionismo”  a los productores nacionales, globalizarse y proteger a la banca a toda costa, llevan 30 años aplicando esta fórmula que sólo ha sacado de la pobreza a las oligarquías nacionales y a la criminal clase política, pero al país, al pueblo, a decir verdad, sólo ha empobrecido hasta el grado de empujarlo a la criminalidad… y ahora se comercia con sangre para acceder a una sopa instantánea…
¿No será que todo esto es una gran patraña? Y que el marketing trabaja en nuestras consciencias, como el FMI en los politicos? Nos espantan con el petate del muerto: Si no consumes esta marca vas a parecer “muertodehambre” y si sigues “malgastando” en programas sociales te vas a “morir de hambre” sin prestamos para que sigas alimentando a tu malnacida clase política… parece que todo es marketing en esta vida… desde que nos convencieron de cambiar oro por espejos hasta la desregulación de la producción nacional, pasando por el consumo de marcas.  Ese es el camino que ha seguido la Gran Patraña para robarnos nuestros sueños y esperanzas, y dejarnos sin futuro.
Ahora que sabemos el camino sólo hay que invertir el proceso, andarlo a la inversa, crear una invencible autoestima, con fuertes lazos comunitarios, cooperativas locales y micro empresas solidarias… ni siquiera hay que apagar la tele… solo cámbiarle de canal: nuestra debilidad es nuestra fuerza y nuestra pequeñez nuestra grandeza.


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