IPor Eduardo Corona
Estamos
viviendo una época extraordinaria en México, el cumplimiento de las profecías…
no de aquellas atribuidas a los Mayas o a otras prácticas adivinatorias, sino
aquellas profecías que ignoraron gracias a la traidora manipulación “informativa”
de los medios al servicio de la carroña y la traición… Les dijimos que los
cuentos de las reformas de Peña Nieto eran ordenadas por el Fondo Monetario
Internacional para destruir completamente la clase media y nadie nos creyó…
Me refiero
al cumplimiento de todo aquello que advertimos era el utopía más estúpida del
idiotizado TVadicto y que se da en llamar “libre competencia” que no es otra
cosa que el pretexto perfecto para seguir desangrando a la clase media con el
petate del muerto.
En estos
tiempos siguen insultando a Andrés Manuel López Obrador, y no sé si en sano
juicio o embrutecidos por el hambre, aún siguen los desiformadores malnacidos
coreando el neoliberalismo que destruyó la clase media de nuestro país y el
mundo. Es un hecho, todos los millones
en embutes institucionalizados a esa horda de criminales con micrófono no les
quita el hambre, Adela Micha nunca dejará de sentir esos calambres en el
estómago por el hambre, Joaquín López Dóriga jamás dejará de sentir el frio en
sus pies desnudos de dignidad, ni Carlos Loret de Mola podrá cubrir la desnudez
de su traición con sus cheques millonarios o lujosas casas. Ellos nunca dejarán de ser carne de escorial.
Y gracias a
ellos, millones de adictos corean a sus verdugos, agradecen a sus matadores… a
sus traidores. Porque una cosa es clara,
esa prensa vil y rastrera fue la que creó los himnos con los que se adoctrina
ese ejercito de niños, que a falta de oportunidades, toman un fusil y
doscientos pesos por la vida de una persona, a veces les pagan, a veces los
matan… pero siempre devuelven los fusiles, porque no son suyos, nada es suyo.
Ni la vida, ni la ropa que visten, ni el alimento que se llevan a la boca. Todo eso nunca dejó de pertenecer a sus
verdugos.
Los
ejecutores siguen siendo los mismos, solo les cambiaron de nombre y acaso de
apariencia. Pero al final, nuestra
sociedad está cansada de tanto abuso y cinismo de la pandilla de traidores
criminales de Enrique Peña Nieto, y todos sus rastreros antecesores. Se cansó
de ser la víctima. Pero ¿cómo acceder al
liderazgo? ¿cómo dejar de ser la víctima?
La única respuesta
que permite el sistema es la oferta política de “El Chapo” o de Trump…
convertir a la víctima en victimario… La única salida para las mujeres
maltratadas es convertirse en agresoras, borrachas y promiscuas aconseja la
Jeny Rivera… La única solución para que un joven acceda a los satisfactores
básicos de una vida digna es la delincuencia aconseja Joaquín (Guzmán o López
Doriga, lo mismo da). El que no transa
no avanza aconseja la política.
Por eso tan
populares los corridos y el racismo entre las víctimas que por años han sufrido
la agresión económica, social, política y académica del neoliberalismo, a mayor
maltrato sufrido, más agresiva la revancha… Trump o El Chapo o Lopez Doriga…
Todos ellos
y el sistema que los creó y del que alimentan sus entrañas carroñeras puede
quedar cancelado con el simple hecho de tomar otra alternativa; ni víctima ni
agresor, sino estructura horizontal de liderazgo… ni partidos políticos ni
carteles de droga (qué ¿no son lo mismo?), sino instituto de empoderamiento
político… ¿por fin nos harán caso de adoptar a su diputado y seguirle la pista
en cada una de sus fechorías? Si es por miedo a compartir datos personales, que
los de Ciudad de México adopten políticos de Durango, y los de Zacatecas a los
de Tabasco… compartir la información en redes, hacerla pública desde
plataformas del exterior… Dejemos de ser la víctima que se convierte en sicario
para tener un “Plebonas y un xingos de lana”… y empecemos a ser líderes de la
horizontalidad para recuperar nuestros espacios y nuestra dignidad… estamos en
regeneración nacional…
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