miércoles, 29 de octubre de 2014

2 de Noviembre

Por Eduardo Corona

Es el 2 de noviembre y el tiempo se cubre con el olor a flor de cempasúchil, huele a mole, a pulque, tequila, cigarro de hoja, huele también a las veladoras y al polvo de los santos y las viejas fotografías que rememoran aquellos que se fueron a preparar el camino al para los que los alcanzaremos más tarde; pero no los olvidamos, aquí está su comida favorita, su bebida, su música, sabemos que el camino de regreso del Mictlan es largo y por eso los festejamos como quien se enfiesta al regreso de un largo viaje, las parroquias de todos santos también huelen a pólvora de los cohetones que se alzarán por los cerros llamando a misa para la fiesta de los fieles difuntos, Día de Muertos, explotarán en lo alto con su estruendo trémulo y ensordecedor, celebran a nuestros muertos y a nuestros vivos, llaman para la consagración del santísimo durante la misa y los colores del cielo imitan los colores de la mesa que les hemos preparado para que se alegren con nosotros: banderas de papel picado, con calaveritas de azúcar y pan de muerto y ocasionalmente también la Catrina para que no se nos olvide que algún día la doña también vendrá a recogernos…

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